La nueva ubicación de la planta para tratamiento de residuos (PTR) de Valdemingómez resuelve, dentro del proceso de recuperación paisajística del antiguo vertedero, dos situaciones conflictivas que se plantean en el desarrollo del Parque Forestal: por un lado, su comprometida situación dentro del área a recuperar, ya que interrumpe su continuidad y, por otro, los accesos necesarios a la planta. La actual posición de la PTR, situada entre el Parque Forestal y el Centro Tecnológico Medioambiental, compromete en gran medida la transformación y recuperación que se está llevando a cabo, por lo que se decide desplazar la nueva planta a una posición de borde, en un límite entre vertederos, considerando que es la solución idónea para facilitar el mencionado proceso de transformación. Así pues, la principal decisión ha consistido en apoderarnos de la fuerza del borde, del límite, conformado en este caso como talud de un vertedero, transición de la meseta con el perímetro. De esta forma, la nave principal aprovecha la topografía existente y pliega su cubierta a modo de grandes taludes con sus bermas, reproduciendo la silueta del vertedero, en un gesto acorde con el lugar que ayuda a comprender la escala de la intervención en el territorio, al mismo tiempo que responde a la implantación y a la organización del proceso de tratamiento del residuo, que trabaja a favor de la gravedad. El edificio, envuelto por completo en policarbonato transparente, absorbe las diferentes tonalidades del cielo y del paisaje; refleja luz y color; se difumina y modifica la percepción de su escala, parece más pequeño de lo que realmente es. Desde el exterior, se muestra opaco y misterioso sin revelar su contenido, mientras que en el interior descubrimos una secuencia de espacios monumentales, mecanizados y altamente industrializados, llenos de luz. Proponemos un contenedor industrial mágico, donde la basura, transformada por la luz, pueda tener una nueva vida. Desde el parque, solo se distingue la cubierta ajardinada que cubre los fosos de recepción de la basura, ligeramente inclinada en sentido contrario al del talud para convertirse en aparente remate y elemento de conexión con el paisaje, empleando las mismas especies autóctonas y texturas que lo cubren, de bajo mantenimiento. El remate metálico de la cubierta y unos lucernarios, realizados en el mismo policarbonato que las fachadas, revelan la existencia de un interior artificial iluminado.